Poco a poco, nos damos cuenta que «viajar» está de moda. En todas las redes sociales, existen miles de enlaces a viajes interesantes, a blogs de viajes y viajeros que se dedican a informar (no entremos en detalles de cómo y de su fiabilidad) de los miles de destinos que existen y que desconocemos. Pero claro, se presenta aquí el principal problema desde un punto de vista educativo: qué estamos viendo??? Reconocemos aquello con lo que nos hacemos miles de selfies??? Pues… no sabría muy bien qué contestar…
Nuestros estudiantes, cada vez más, viajan a lugares recónditos muy muy lejanos. Se suben en un avión durante horas, llegan al otro lado del planeta, disfrutan de playas paradisíacas o montañas imposibles, y vuelven en septiembre sin saber muy bien qué han visto ni dónde han estado!!!
Y hay algo mucho pero todavía!!! Sí sí sí… Cuando se les pregunta por cualquier lugar de su ciudad o su país y de qué monumentos pueden destacar… no lo saben!!!
Podemos hacer algo para evitar esto??? Pues claro que sí!!! Nuestros pequeños no pueden irse de viaje y no saber qué hay allí, qué van a visitar, por qué es importante y por qué es necesario que entiendan su momento histórico, por qué se construyó y por qué hay que respetarlo. Y, sobre todo, motivarles a que visiten su ciudad con una mirada distinta. El lugar en el que vivimos es igual o más relevante que aquel que van a visitar. Nos animamos a viajar y aprender???
Tenemos que plantear una educación emocional y en valores, desde la calma, para que puedan disfrutar y apreciar la vida de una forma completa y sana.